Van a ser las
once de la mañana. Leo los correos de la Cabectra, desde Miami, y me contento
de ver los videos donde están cantando y bailando mientras se comen un chancho
a la parrilla que se llama “puerco en caja china”, o algo así. Están
inaugurando la casa donde recién se fueron a vivir y parece que la gala de fin
de año estuvo muy buena (¿?). Descubro entonces que sé muy poco de la María
Mercedes, que vive en París, porque no me escribe mucho y me da un poco de
penita que se me pasa mientras canto “Que pasará, que misterio habrá, puede ser
mi gran nocheeee”. Me pregunto ¿Y por qué no le escribo yo? y creo que eso voy
a hacer todas las semanas para que sepa lo que ocurre en el corazón del viejo papá
que la recuerda todos los días en este lejano lugar del mundo donde me tocó
vivir. (En el diario del zorro filoso voy a poner una foto de ella que me gusta
mucho)…
Eso…