Me sucede que
esta mañana despierto con síndrome de Impuestos Internos. Entonces me sucede
que se me ocurre llamar a mi contador, que tiene tantos años o alguno más que
yo y un sentido del humor y una vitalidad que ya se la quisiera cualquiera, y
me dice que el plazo para presentar mi declaración vence el treinta de Abril de
modo que no me preocupe. Me dijo que hay un montón de beneficios a los que yo
podría acogerme y pagar como me fuera más cómodo (¿?). Como uno no sabe y el
negocio está malo se “aproblema” por cosas por las que no hay que “aproblemarse”.
Entonces me gustó ese llamado. Hoy tengo sesión de fotografías y el próximo fin
de semana trabajo. Tengo mucho sueño porque dormí poco pero a la vuelta voy a
dormir. Me sucede que, con sueño y todo, no me siento mal. Es que estoy vivo y
eso me hace sentir contento. Me sucede, entonces, que hoy voy a almorzar pescado…
Eso…