Me sucede que veces me encuentro
detenido en el tiempo y en los lugares más increíbles que uno pueda imaginarse.
Entonces me sucede que me pregunto: ¿Qué estoy haciendo aquí? y como mi
pregunta no tiene una respuesta que me deje satisfecho me limito a vivir el
paso de las horas cantando una vieja canción que habla de la infancia y de los
años lindos. Me sucede entonces que me pregunto: ¿Fueron tan lindos esos años?
y mi respuesta es afirmativa sin duda alguna. Entonces me sucede que aunque no
lo hayan sido, al haber atesorado sólo los momentos gratos, resulta que sí
fueron lindos porque los otros momentos no están en mi recuerdo. Me sucede,
entonces, que entiendo aquello de los mecanismos humanos pero en este caso no
me importa lo mecánico que sea mi acto de recordar y me sumerjo en él como si
fuera un pedazo de río donde uno no puede meterse, ahora, porque sus aguas
están demasiado contaminadas por el hombre, ese, que vivió un tiempo tan lindo
como el mío alguna vez y que a lo mejor lo recuerda como hago yo, hoy.