Me sucede que
a veces recibo correos de Paris o de Miami y pienso en mis hijas que se fueron
a buscar nuevos y mejores horizontes. Entonces me sucede que me da pena y lloro
por su ausencia pero entiendo que están haciendo su vida y trabajando en lo que
les gusta y les interesa. Entonces me sucede que pienso en que tal vez nuestros
horizontes no son tan bonitos y miro atardecer y no creo eso. Me sucede,
entonces, que recuerdo las veces que me pude quedar en otro sitio lejano y
moderno, lleno de cosas que aquí no hay. Sin embargo cuando pienso eso me
sucede que descubro cosas, muy cerca de mí, que son muy hermosas y que no
podría encontrar en ninguna parte. Me sucede, entonces que me voy a almorzar a
la cocina y comeré un pedazo de pollo con una cerveza sin alcohol y voy a brindar
por todos mis hijos, los que están aquí y los que están lejos. Me sucede que
voy a dejar a mis nietos para un segundo brindis, que será a la hora de la
cena. Entonces me sucede que me pregunto si sabrán cuanto los quiero, ya sea aquí
o allá.