Me sucede que
a veces paso una temporada leyendo y me sucede que descubro que tengo una
tremenda facilidad para meterme dentro de los libros y caminar por sus historias
y vivirlas como si fuera a mí a quien le ocurren las cosas. Entonces me sucede
que después de tantos años de hacer eso he viajado por los más increíbles
lugares y he vivido aventuras que casi son imposibles de narrar. Así me sucede
que voy conociendo sitios, emociones, climas, situaciones y me sucede que las
vivo con una realidad que me asusta. ¿Sabías que alguna vez, en una salitrera
del norte, hubo una niña que contaba películas? ¿O que Jesús nunca dijo que
había infierno? ¿Sabías que en el Archipiélago de Chiloé hay una isla que está
llena de brujos? ¿O que los chamanes sanan con un soplido? Entonces me sucede
que cada vez que voy a leer sé que se va a tratar de una temporada larga y que
no voy a entender qué es lo que hago en este siglo, porque una vez me convertí
en un detenido desaparecido por la dictadura militar que asoló a mi país y
entonces no debería estar aquí porque nunca volví a aparecer.