Sucede que
desde hace muchos años me corto el pelo con el Pepe, eso quiere decir en la
peluquería Adán, en pleno centro. Pasaron los años, nos fuimos envejeciendo, se
nos empezó a caer el pelo, algunos clientes no volvieron, siguieron los
sabrosos alegatos acerca de la Chile (El Pepe) y el Colo Colo (Yo). Un día le
regalé un tremendo chuncho de madera que compré en Chiloé y que era más feo que
la cresta. Me lo recibió y lo incorporó a su galería de representaciones del
pajarraco azul y debe haber contado que yo se lo regalé. Hace unos días me fui a
cortar el pelo, Colo Colo había salido campeón de modo que llegué cargado de
argumentos. El Pepe no estaba, me atendió su mujer y hablamos poco. De pronto
le pregunté: ¿Y cómo está el Pepe? (se estaba tratando del corazón) y me
contestó: - Hace casi un mes que falleció. Me sucede que tengo mucha pena y muchas ganas de llorar…
Eso…